¿Sabías que nosotros mismos no podemos hacernos cosquillas?

Cuanto disfrutamos a que nos hagan cosquillas y hacer cosquillas, es una sensación muy divertida en donde las risas no paran, pero ¿por qué nosotros mismos no podemos hacerlo? Tal vez te has preguntando esto en muchas ocasiones y nunca te han dado la respuesta a esta reacción tan peculiar del cuerpo humano.

Durante muchas décadas los científicos realizaron diversos estudios sobre las consecuencias somatosensoriales de los movimientos del cuerpo humano y es que se deduce que el cerebro, anticipa y cancela toda información que recibe sobre la acción propia de movimientos. Así mismo, el cerebro interpreta el sentido del autotacto y lo considera poco importante y no amenazante.

Por lo tanto, cuando uno mismo genera las cosquillas, se tiene en mente la predicción completa de lo que va a suceder cada instante y como se sentirá la zona del cuerpo que será tocada y como consecuencia el cuerpo no percibe ningún tipo de movimiento sorpresa. Sin embargo, si otra persona es quien hace los movimientos, no se obtiene ninguna predicción de las acciones lo que resulta en cosquillas.

Todos estos resultados se obtuvieron, cuando los neurocientíficos de Berlín realizaron experimentos con ratas descubrieron que su reacción es muy similar a los humanos cuando les hacen cosquillas, encontrando que ellas se comportaban diferente al rascarse ellas mismas, quedando la parte del cerebro que estimula la risa quedaba inactiva, pero cuando llevan a cabo a realizarle cosquillas a las ratas, el cerebro reconocía el sentido del tacto, activándose el sistema somatosensorial provocando que las ratas emitieran un sonido.

Lo que impulso a realizar diversos estudios y análisis para los neurocientíficos, dando un conocimiento más profundo sobre las reacciones que percibe el cerebro como también dando respuesta a una necesidad. Pero sin duda, la risa siempre ha sido un alivio natural para liberar estrés. A todos nos encanta reírnos ¿a ti no?